Sierra Corbera – Completa – De la Murta y el Cavall Bernat a Tavernes de la Valldigna

     Creo que, siempre que me dirijo con mi coche hacia las montañas de Alzira, me siento como mi hija cuando le doy unas monedas para que vaya a comprarse unas chuches. Son tantas las golosinas montañeras que encuentras en estas tierras de la Ribera que siempre me digo:…¡a ver que dulce me como hoy!
     La visión de sus afiladas montañas sobre la prespectiva comprimida de la ciudad siempre consigue que me relama los labios. Y no es que todas las montañas que encuentras allí sean patrimonio exclusivo de Alzira pero es por esta población por donde suelo acceder a este rincón del paraíso. De hecho, la principal de sus sierras, la Corbera, la comparte precisamente con el pueblo que le da el nombre ( con un estupendo castillo), con Favareta, con Llaurí (la denigrada por su horrorosa cantera que mella la parte más dentada de la sierra) y con Tavernes, ya en tierras de la Valldigna.
    Con la Corbera me pasa lo mismo que con la Calderona. Nos resultan tan cercanas a los que vivimos a la sombra de Valencia que, son las que siempre nos resuelven la papeleta montañera, cuando andamos escasos de tiempo para abordar objetivos más lejanos. ¡Un inmenso lujo, vamos!.
     Acostumbrado a caminar por toda nuestra Comunidad Valenciana, ese ha sido el principal motivo por el que últimamente me he volcado en estos caminos de fábula y me está permitiendo conocer hasta el último rincón de estos extraordinarios paisajes, como el año pasado me ocurrió en las fascinantes tierras de la Safor y la Valldigna.
     Hace unos años era mucho más complicado andar por estas montañas. Solo la intuición montañera, los agradecidos hitos de piedras construidos por muchos generosos senderistas y quizás las pistas, en muchas ocasiones imprecisas, de Rafael Cebrían podían ayudarte en tus objetivos montañeros. Afortunadamente, hoy en día, con el extraordinario trabajo del Centre Excursionista de Tavernes y el Ayuntamiento de Alzira, todo es extremadamente fácil. Excepto la parte central de la sierra (de la que hablaremos a lo largo de esta crónica, que exige una buena mentalidad montañera y no es aconsejable para todo el mundo) está casi completamente señalizado, con tres centros de operaciones que reparten todos los caminos: la Murta, la Casella y la población de Tavernes de la Valldigna. Desde estos tres puntos puedes acceder a todos los lugares que os iré nombrando a lo largo de esta crónica e incluso enriquecer todas esas rutas con una múltiple variedad de opciones.
     Y es tan grande la golosa oferta de manjares montañeros, que puede satisfacer la gula de todos los paladares. Puedes llevar a tus niños a que disfruten por las sendas botánicas de la Murta y los parajes de la Casella y sus ciervos. Puedes satisfacer tus ansias senderistas por el Pas de Pobres, el soberbio Cavall Bernat, la Creu del Cardenal, la Mallada Verda, el Ouet, la Cova Galera, el Ratlla, el Germanells, el Massalarí, el Alt de les Creus, la increíble senda dels Amoladors, el camí de Borregos, la Font Granota, la… bueno, no acabaría nunca. Pero también puede satisfacer al montañero más exigente con el cresterío de la Serra de les Agulles, la via ferrata de les Marujes ó la parte central de la Corbera con las impresionantes Lloma del Matxo Flac y les Orelles del Ase.
      ¡Me quito el sombrero!
     Hace un tiempo leí en Internet que un intrépido montañero había realizado la integral de la sierra en dieciseis horas. No lo dudo, bien meditado y con una buena preparación física y anímica, creo que es posible. Pero para cuando yo disponga de todo ese tiempo seguido creo que las piernas ya no me acompañarán. Así que, chanito a chanito y un ratito a pie y otro andando, al final lo he conseguido. Y ya tengo una nota para toda esta sierra: ¡un diez!. Y si lo queréis con estrellas, tambien: «cinco estrellas»…. ¿que ya será menos…?…Anda, dejate de leer y echalé un vistazo a las decenas de fotos que os he dejado abajo. Luego, vienes y me lo discutes.
     El problema que tengo ahora es que… ¿cómo empiezo? Normalmente hacía una rutita y os lo contaba. Asi que como mis impresiones del Ratlla a Tavernes ya os lo he contado otras veces ahora me voy a centrar en la parte más espectacular de la Sierra, aquella que transcurre entre la Murta y el Ouet y la Casella.
  
    El primer día me fuí a la Casella. Aquello es como la Puerta del Sol de toda la Sierra… su kilómetro cero… y como un niño el día de Halloween me fui a pedir caramelos a todas esas montañas. La primera que me abrio la puerta fue el Ouet y, mira por dónde, es que… ¡el Ouet la tiene!. Desconozco como se llama realmente este resalte de la montaña, pero la curiosa construcción de un pequeño y ovalado observatorio… ¿forestal?… ha hecho que sea bautizado popularmente como tal.
     Es muy sencillo subir al Ouet. Tan solo tienes que seguir las marcas del PRV-304 que nace en la Casa Forestal de la Casella. En poco más de una hora te plantas arriba. Los primeros minutos de ruta los realizas por la pista que te lleva al Pla de Barber hasta que un poste te indica que debes desviarte a la izquierda para empezar a atacar la subida. Merece la pena también, al poco de ese cruce, volverse a desviar, una vez más a la izquierda, para asomarse al Mirador (tranquilos, esta señalizado), una curiosa formación de rocas con muy buenas vistas de la Serra de les Agulles, el Ratlla y la Lloma del Matxo Flac. Una vez de vuelta al camino principal la senda va ganando altura buscando la base de los enormes paredones del Ouet y el Portell. El Ratlla se nos muestra delante en toda su altura y dimensión, mientras asoman timidamente el Montduver y las montañas de la Safor.
    Aunque oficialmente encontraremos una encrucijada de caminos en el Pla de les Simetes donde un poste encauza las diversas opciones que te da el sendero (al Ratlla, al Ouet y a la Cova Galera) lo cierto es que mucho antes, cuando estás a sus pies, encuentras un desvío con marcas amarillas que te lleva en unos minutos a nuestro primer objetivo: El Ouet.
   
    Siendo una cumbre modesta, la sensación que te produce el llegar a su cima es de las que embargan el alma. Ya no hay nada que se esconda en el horizonte y el Mediterráneo nos muestra toda su inmensidad, con la boya de la Serra de les Raboses de Cullera en un mar de arrozales, que arrastra sus olas hasta los acantilados de la Corbera. Pero, cuando levantas la mirada siguiendo el perfil de esos acantilados lo que se te presenta ya no es esa tienda de chucherías que os hablaba al principio: aquello son los mejores pasteles montañeros de Paco Torreblanca… Inolvidable el perfil de la cresta de toda la Lloma del Matxo Flac, les Orelles del Axe, la Creu del Cardenal y el poderoso Cavall Bernat. Es precisamente en esa posición, de perfil, cuando consiguen esa dimensión montañera que no alcanzas a valorar en su totalidad cuando las divisas desde cualquier punto de la Ribera Baixa ó de los valles de Alzira. Sigues con tu mirada trazando una enorme panorámica y allí se levantan las elegantes crestas de la Serra de les Agulles. Y a tu izquierda, de espaldas al mar, el enorme buque insignia del Ratlla y el resto de la flota con el Montduver, el Penyalba y la Buixcarró y un montón de navíos montañeros más que… ¡ni en el desembarco del Día «D» de la Segunda Guerra Mundial!
   
    Me hubiera gustado pasar horas allí paladeando todo aquello como a mi hija todas sus golosinas. Pero vino Mamá Naturaleza a interrumpir el posible empacho. Unas terrible nubes, con un aspecto realmente amenazador, comenzaron a construirse en los astilleros de Cullera y en pocos minutos ya las tenía encima. Era otoño y ya sabemos como se las gasta la lluvia en la Ribera. Toda la Armada Invencible de la montaña valenciana se desvaneció en segundos. Era evidente que no iba a darme tiempo a bajar a la Casella. Pensé en quedarme en el Ouet y disfrutar del espectáculo de la tormenta. Estaba claro que tenía que abandonar la idea de subirme al Ratlla como tenía planeado. Recordé los carteles del PRV-304 y que tenía una extensión a la Cova de la Galera. Dudé, había pensado en ir un día de estos a la Cova pero subiendo desde Favareta. No tenía ni idea de que desde aquí también se pudiera llegar. Un trueno me hizo entrar en razón y a toda pastilla me bajé al Pla de les Simetes en busca de las señales que me condujeran a la Cova de la que tanto había oído hablar a Rafael Cebrián.
   
    Cuando ya caía el agua a cántaros entré en las fauces de la Cova Galera. ¡Maravillosa! Aquello se me antojó como la gigantesca boca de la golosa Corbera con sus enormes dientes careados de estalagmitas y estalactitas. No me la esperaba tan impresionante y pasé tanto rato disfrutando de ella que cuando pensé en hacerle una foto desde fuera, ya se había acabado la lluvia que ya no recordaba. La amenaza de que aquello no hubiera acabado allí hizo que me retirara veloz a la Casella jurando amor eterno a esta sierra.
     Pronto volví con mi amigo Jose pero esta vez nos dirigimos a la Murta. Aquello parece la fabrica de chocolate de Willy Wonka de la montaña valenciana… ¡Madre mía, qué espectáculo! Sacamos el billete dorado de nuestras mochilas y al rato ya estábamos atacando el majestuoso Cavall Bernat.
   
     Parece mentira que pueda mostrarse irresistiblemente seductora una montaña de apenas quinientos y pico metros. Pero, cuando esos metros se alzan bruscamente a la altura del mar y de la manera que lo hace, con solo dos puntos posibles para abordarlo, la cosa cambia y adquiere una buena arrogancia montañera.
     Hace unos años ya subí a esa montaña. Por entonces no existía la red de senderos hoy tan bien trazada y de la que os hablaba al principio. El rastro de otros senderistas nos condujo a la Creu del Cardenal pero resultó una experiencia fustrante porque una espesa niebla en la Ribera nos impidió disfrutar de los enormes paisajes. Subimos por su meteórica canal a la cima del Cavall para luego dejarnos caer hacia el pueblo de Corbera. Años después un incendio que llegó a amenazar seriamente estas montañas y que precisó del valor de muchas personas para salvarlas, trajo sin embargo un regalo montañero: hizo redescubrir el sendero de la Mallada Verda, que rodea el Cavall por debajo de los inmensos paredones de la cara este de la montaña, perdido en la memoria de los tiempos por la salvaje maleza que lo recubría. Nuestra intención era incluirlo en nuestra ruta para, una vez llegado al collado de la Creu del Cardenal, ascender por la canal a la cumbre del pico. Para ello debíamos seguir las indicaciones del PRV-335 que nace en la misma caseta de entrada a la Murta. Este sendero asciende por la parte norte de la montaña hasta el Pla del Pouet. Allí encuentras las indicaciones del camino de la Mallada Verda pero también con ellas una mala noticia: el poste indicaba que costaba dos horas hacerlo cosa que nos hubiera complicado mucho la duración de la ruta para el escaso tiempo que teníamos. Tuvimos que abordar la esforzada subida directa por la ladera de la montaña y en poco menos de una hora ya estábamos gozando del grandísimo espectáculo de su cumbre.

     Se que me repito pero no es fácil encontrar siempre nuevas palabras, nuevos adjetivos, para intentar describiros las gratísimas sensaciones que produce llegar a lo más alto de tus objetivos. Sé que nuestras montañas no juegan en primera división, con esos Ronaldos y esos Messis de los Pirineos… pero os garantizo que, en ocasiones, uno puede ser espectador de un gran partido en un patio de colegio. Asomarse al abismo de la Mallada Verda ó al inmenso balcón sobre el valle de la Murta es como jugar un encuentro de la Liga de Campeones y si te sientas en la Cima del Cavall Bernat, mirando el perfil de la Corbera…. aquello es como tener tribuna en la final de un Mundial. Si ya me habían seducido sus recortadas cornisas desde el Ouet, lo que teníamos delante ahora, justamente en el extremo contrario de la sierra, era absolutamente arrebatador. «No tengo noticias de que se pueda pero… ¡tenemos que hacerlo, Jose!» le dije a mi amigo. Y juntos nos conjuramos para intentarlo en el próximo día: la travesía de la parte central de la sierra.

    -“No te preocupes, mujer, si  sólo estamos haciendo senderismo por aquí cerca de Alzira”
    Colgué y la mirada se me fue hacia los pies. Estaban a escasos centímetros de un enorme cortado de trescientos metros de altura. De reojo, eché una mirada hacia atrás y, si no eran trescientos, la caída libre podría ser de cuatrocientos.
    -“Oye, no se si te crecerá la nariz por eso pero te has puesto más rojo que el pantalón de Pinocho” me comentó Jose.
   Se me había antojado en la cabeza atravesar la parte central de la Corbera y había dedicado los últimos quince días a preparar el asunto. No sé, no lo acababa de tener muy claro. No conocía a nadie que lo hubiera hecho y no tenía idea de que solo hicieran falta los pies y las manos. La verdad es que muchas veces me había quedado observando, curioso, el perfil de este sector de la sierra y me inquietaba la posibilidad de tener que asumir algún riesgo en algún punto del cresterío.
    El Pepito Grillo de la razón, conocedor de mi miedo a las alturas, me atornillaba el cerebro para que me quitara la idea de la cabeza. Pero en eso se cruzó el Señor Zorro de la montaña (mi admirado Rafael Cebrián) para seducirme con uno de sus libros asegurándome que era factible la aventura.
    Dudé…
    ”A este hombre lo quiero mucho y lo seguiría al fin del mundo pero… me ha metido en complicaciones en algunas ocasiones… No se que hacer…”
 
    Me coloqué la mochila a la espalda y accedimos al centro de recepción de la Murta.
    “Ahora entiendo a Dios y cuanta faena tiene con las tentaciones del diablo”
    Al final había arrastrado a la aventura a varios amigos y con el Pepito Grillo colgado de mi oreja nos adentramos en la pista que nace detrás de la caseta. Pronto acaba convirtiéndose en una bonita senda botánica que recorre la umbría de la Murta en continuo ascenso al Pas de Pobres. Al llegar a este punto, histórico paso natural de comunicación con el valle de la Casella, encontramos a nuestra izquierda los escasos rastros de una senda que toma línea directa a la parte central de la Sierra. El camino se va afianzando y con la debida intuición vas encontrando algunos hitos de piedras construidos por anteriores pecadores, que continúan invitando a abandonarte a la tentación.
     Se abren nuevas y grandiosas panorámicas de todo el valle de la Murta y nuestros amigos el Cavall Bernat y la Creu del Cardenal se muestran imponentes como un perfecto matrimonio.

    Dejamos atrás el idílico valle y nos subimos en el carro que nos llevará a “la isla de los juegos montañeros” con la misma ilusión que lo hacían Pinocho y el resto de los niños en aquella película. Tomamos las primeras rampas que nos llevarán a les Orelles del Axe y el caramelo deja de ser dulce para convertirse en una golosina de pica-pica ó, más bien, aquel estupendo invento de los peta-zetas, esos sabrosos caramelillos que te saltaban en la lengua y te golpeaban los dientes.
     Y como a aquellos niños empiezan a crecernos las orejas… digo Les Orelles. Es fácil superar la primera de ellas e incluso llegar a la segunda pero en ésta uno empieza a darse cuenta que no va a ser cómodo el empeño. La montaña aprieta el cinturón y a partir de aquí empezamos a movernos por su estrecha e incómoda cintura, con pasos frágiles como los títeres del malvado Strómboli.

    Nadie que no comparta nuestra excitación montañera debería seguir a partir de aquí e incluso mi Pepito Grillo insiste en que abandone la idea. Puede parecer arriesgado pero con muchas dificultades es posible bajar a la cresta inferior y continuar nuestro… ¿camino? Eso si, olvidaos ya de las zancadas firmes y decididas… hay que medir cada paso que damos y agarrarse bien a las piedras. Pero, como en las grandes tentaciones, el resultado acaba siendo fascinante y es como si uno se comiera la manzana del paraíso terrenal ( y nada que ver con la que se lleva Pinocho a la escuela).
     Maravillados por las poderosas vistas y las espléndidas panorámicas prohibidas para todo aquel que no sea capaz de llegar hasta aquí, nos íbamos adentrando en la parte más complicada de la sierra. Hasta yo, enajenado por la fascinación del paraje parecía haber perdido mi miedo a las alturas. Costaba dar cada paso y el tiempo se iba dilatando, pero lo cierto es que continuábamos avanzando.
     ¡Hasta que llegamos a la parte central de la Lloma del Matxo Flac!
   Aquello cogía la dimensión que uno ya no esperaba encontrar y aquí la enorme verticalidad de sus paredes colgadas del abismo presentaba todas sus credenciales. Dudé en continuar y asumir el riesgo. ¿Y si se presentan más dificultades? ¡No sabemos qué podemos encontrar luego! ¡Y era ya demasiado tarde para hacer el camino de vuelta!
    Fue entonces cuando sonó mi teléfono.

   Me sentí mal de haber engañado a mi hada madrina. Y como en aquella terrorífica escena de Pinocho en la que a los niños que se han portado mal les crecen horribles “orelles de axe” desperté de mi alucinada ilusión. La cresta de la LLoma se empinaba vertiginosa hacia el cielo y sí… ¡sentí pánico!…
   -“Jose, yo me bajo…”
   -“¿…?”
   -“ Si, ya se lo que piensas. Es tarde y quedan pocas horas de luz. No me daría tiempo de volver a la Murta. Pero esto cada vez está más complicado. No lo veo claro y además, yo no se decir mentiras”
    -“Pues a esto hemos venido juntos, así que yo me voy contigo. Pero, ¿por dónde podríamos hacerlo?”
    -“He estado estudiando la ladera y creo que con algunas penalidades se podría hacer unos metros más atrás”.
     Nos despedimos de los demás e iniciamos la penosa bajada.
     Aquello fue un verdadero infierno en el que había que luchar por cada metro de bajada y donde las complicaciones surgían a cada minuto. El matorral nos superaba en altura y nos desgarraba cada centímetro de piel. Ni siquiera en un parto se nos hubieran hecho tan largas y lastimosas las horas.
     Las aliagas te abrazaban como los árboles del bosque de Blancanieves. Veíamos relativamente cerca las instalaciones de la Casella y a cada paso parecían alejarse más.
      “¡Y nos tragó la ballena de la noche!”
Por teléfono conseguimos contactar con el resto del grupo que a duras penas habían conseguido llegar al final de nuestro objetivo: el Ouet. Les indiqué que se dirigieran al mirador de la subida desde la Casella y hacia allí intentamos dirigir nuestros pasos… pero ni con los frontales conseguíamos avanzar y orientarnos entre la maleza.
     Con la desesperación cerré los ojos e intenté concentrarme en una posible salida a la penosa situación. Tras unos instantes de absoluta oscuridad se me apareció la imagen de mi hija, contenta con una enorme bolsa de chuches y cantándome aquella canción de Pepito Grillo:
                     “Cuando estés en líos, por tu bien ó por tu mal…
                     ¡dame un silbidito!
                     Y si no pudieras dominar la tentación…
                     !dame un silbidito!”
  Abrí raudo los ojos.
    -Jose…, los pitos… ¡hay que usar los pitos! Volvimos a conectar con el móvil con el resto del grupo y organizamos una estrategia de aproximación a ellos.
     Al final dió sus frutos y frente a nosotros surgieron las figuras de Geppetto y el Hada Madrina, digo Juan Carlos y Gerard, con la fantasmal luz de sus frontales. ¡No me he alegrado más de abrazarme a dos hombres en toda mi vida!
     Bueno… ¡y estas han sido mis aventuras en la Corbera…! ¡una sierra donde fui capaz de comer una inmensidad de chuches pero también algún caramelo amargo!
     ¡Mejor me paso otra noche de Halloween devorándolos con mi hija!

   Os dejo con varios álbumes de fotos con la secuencia completa de la Sierra desde la Murta hasta Tavernes de la Valldigna.
   1 .- El Cavall Bernat.
2009_11_01 El cavall Bernat
   2.- De la Murta al Ouet por la cresta de la Sierra.
Cresta Corbera: De la Murta al Ouet
    3.- La Casella, el Ouet y la Cova Galera.
La Sierra Corbera: L’Ouet y la Cova de la Galera
    4 – De Tavernes de la Valldigna al Ratlla.
2008_03_15 Sierra Corbera
    5.- Les Creus, la Font Granota y el Camí Massalarí.
2008_03_27 Sierra Corbera 2
   Os dejo el enlace a la crónica de los dos últimos albumes:

https://acelobert2010.wordpress.com/2008/03/25/rutas-realizadas-15-03-08-la-sierra-corbera-alt-de-creus-y-el-ratlla/  

 y

   https://acelobert2010.wordpress.com/2008/04/02/26-al-28-03-08-senderos-de-la-valldigna/ 

28 comentarios en “Sierra Corbera – Completa – De la Murta y el Cavall Bernat a Tavernes de la Valldigna

  1. Muy buen trabajo. Soy de Corbera, y vivo en Tavernes, asi que podras entender que tenga la piel de gallina al ver este tema. Para mas inri, hice la mil en Jaca, en esquiadores-escaladores, por lo que estre tema de la montaña, lo llevo en las venas. Te agradezco que hables tan bien de esta sierra, que si me permites considero un poco (o un mucho) mia. Un saludo.

    • No sabía que hacías senderismo jeje. Tu mujer Rosarín y mi madre son primas hermanas! Y yo que me hago rutillas solo porque no tengo compañeros… 😦 pero bueno saberlo, a ver si nos hacemos algún día alguna rutilla por Yátova, un abrazo!

      • Pues por circunstancias personales me dejo caer poco por Yátova últimamente, pero ya te puedes imaginar todo lo que he disfrutado caminando por todas las montañas de Yátova. Será un placer que podamos compartir una buena ruta por la zona. Un abrazo.

  2. Es una llastima que no es conega la montanya,pero per a que es conega hi ha que donarla a coneixer i te que ser poc a poc , tenim que ser la juventut del poble qui te que organitzar excurcions i donar anims a tots ,perque els joves seran qui real ment motivaran al personal.Nia que lluitar per a que es conega seria el gran progres del poble,pero primer hi hauria que netejar-ho tot i te que estar apunt,cuant les sendes estiguen netes ja se facilitaran les coses.Gracies

  3. Hoy día 21 hemos hecho la integral desde tavernes hasta corbera. Mi amigo Sento y yo. Nos ha costado 10 horas 8+2 de paraditas. La hemos hecho toda por arriba. Les creía, Masalari, Germanets, la ratlla, l’ouet, el macho flac, les dos orelles, la creu del cardenal, el cavall bernat y hemos bajado hacia Corbera. Precioso una pasada, aunque la bajada del cavall nos ha llovido un poco y resbalaban las piedras además de mojarnos

    • Mi más sincera enhorabuena. Pensaba que con las dificultades de la cresta central podría costar un poco más. ¡Menuda experiencia! La Corbera es una de las sierras a la que más cariño le siento.

  4. Hola.
    Megystaria hacer la cresta de las agujas.
    Se pueden hacer todos los picos en un día?
    O desde donde tengo que empezar para hacer la cresta?
    Gracias

      • Txema… espero que no estés confundiendo montañas. Quiero decir que si quieres hacer la Serra de les Agulles no es la misma que la Corbera aunque tienen un trazado paralelo. La de les Agulles es la más interior de las dos. Lo de hacer la integral de la Corbera en un solo día desde luego que se puede hacer pero es un gran reto montañero. Si solo quieres hacer la parte central puedes dejar el coche en la Casella, subir al Ouet y hacerla en dirección contraria a como nosotros lo hicimos. A la altura del valle de la Murta te bajas `por el Pas de Pobres y puedes volver a la Casella. Se puede dejar coches en ambos sitios pero con un largo rodeo. Espero que lo disfrutes… decidas lo que decidas la Corbera nunca decepciona y tiene un buen componente montañero. Salut i montanya.

  5. Muchas gracias.
    Lo he estado viendo, al final haremos la ruta que lleva a la «creu» y volveremos por el mismo recorrido.
    La verdad que estube el lunes por la zona, mañana hare un treking por allí y si el tiempo lo permite el sábado, la cresta.
    Un paraje muy bonito y la cresta muy alpina.
    Soy de valencia pero nunca había hecho montaña en mi tierra😓.
    Estoy descubriendo sitios muy bonitos, barrancos, cuevas, crestas…..
    Si que lo pienso disfrutar.
    Muchas gracias, tu bloc me ha ayudado a ver sitios interesantes.

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