Montán – El Pozo de las Palomas

     A Montán siempre le ha pasado como al menos agraciado de una pareja de amigos. Al final es siempre su vecino Montanejos el que se lleva todas las miradas y acaba conquistando a todos los montañeros y montañeras. Y la verdad es que mira que es guapo Montanejos…lo tiene todo el condenado: El Mijares, la Maimona, los estrechosel Morron de Campos, el Copa, el Castillo, la Fuente de Baños, sus playas en el río… Todo el mundo pasa rápido por Montán…al rebufo de Montanejos. Es posible que el pavoroso incendio del año 1994 nos haya privado de conocer la mejor de sus caras pero cuando circulo con mi coche por esa carretera, paraíso de motoristas, entre Caudiel y Montanejos, yo siempre me quedo abobado mirando sus montañas. Y es que como si te quedaras mirando a una atractiva chica que pasa, un día me voy a salir de esas peligrosas curvas ( y no hablo precisamente de las de la chica). Yo que sé, ya me diréis como otras veces que parece que esté enfermo, pero a mi me llaman mucho la atención el Atalaya a la izquierda ó el Calacierto a la derecha de la carretera, un poco más abajo del Collado de la Arenillas, últimos confines de Espadán, a pesar de su aspecto desolado por la candela. Y como aquel que se decide un día a entrarle a la chica, igual un día de estos me decido y le acabo echandole los tejos a esas montañas…desde luego que no lo haré pidiendoles fuego.
     Y es que Montán, si no tiene una cara muy bonita, si tiene un buen corazón. Ya lo he podido comprobar en otras ocasiones, como aquella en que recorrimos el tramo del GR-7 entre el Mas de Noguera y Montanejos, un año que llovió mucho y en sus barrancos había mucha agua y cascadas, ademas de pasar por los parajes del Pino Rey, la Fuente de la Tejería y la senda de la Bojera. Otra vez hicimos algo parecido pero subimos al Pina de 1400 metros y acabamos con unos carajillos en Montán.
    Mi amigo Ramonet siempre me ha hablado maravillas de la Cova de Cirà, una cavidad natural con un corredor de unos 500 metros, en dirección al Atalaya y que por lo visto es toda una preciosidad.
    En fin, que no es tan mal plan Montan. Y el pueblo, también merece una excursión, con su trazado morisco y el palacio-convento de los Servitas.
    El caso es que por unas razones ó por otras, lo que nos ha quedado apartado ha sido un paraje al que siempre le he tenido ganas y nunca me había venido al paso. Se trata del Pozo de las Palomas, a unos dos kilómetros (bueno, no me fijé, quizás un poco más, pero está indicado en un poste junto a la calzada) todavía en término de Montan y conduciendo por la carretera de Torralba de Pinar.

     Un día de este verano sofocante le comenté a mi amigo Jose que por qué no nos íbamos a echar un chapuzón al Pozo de las Palomas. Aún no había colgado el teléfono y ya me estaba esperando a la puerta con su rojo bañador de flores (un clásico de las salidas veraniegas). No tuvimos suerte con el agua aunque el baño lo acabamos arreglando una vez más en el puñetero Montanejos y su barranco de la Maimona.

    La verdad es que con todo lo que había llovido durante el invierno y la primavera me esperaba desbordante el barranco de Valdecanales. Pero no hubo suerte, las pozas tenían el agua estancada y seca la cascada que las forma. Al lugar se baja por un sendero sin perdida y con algunos miradores con barandas de madera. Está rodeado de mucha vegetación y luego hay que realizar un par de pequeñas trepas para acceder a las badinas. Habrá que dejarlo para otra ocasión pero el lugar yo creo que mereció la pena conocerlo y ya guardamos su teléfono en la agenda para años de mejores aguas.
Montan – Pozo de las Palomas

4 comentarios en “Montán – El Pozo de las Palomas

  1. pero a mi me llaman mucho la atención el Atalaya a la izquierda ó el Calacierto a la derecha de la carretera, un poco más abajo del Collado de la Arenillas, últimos confines de Espadán, a pesar de su aspecto desolado por la candela.
    -Perdona compañero, estás hablando de Sierra Espina.
    Un saludo

    • Vaya, agradezco la puntualización. Yo siempre he pensado que el Collado Arenillas separaba la Sierra Espadán de la Sierra Espina, a la que no nombro directamente pero sí hago mención de algunas rutas anteriores en esta crónica. Claro, con esa idea pensaba que el valle por donde circulamos por la carretera transcurría entre dichas sierras dejando, en dirección a Montanejos, la Sierra Espina a la izquierda y la Espadán a la derecha. Un saludo

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