La Canal del Peñagolosa

Canal de Penyagolosa

Penyagolosa – La espectacular Cara Sur de la más bonita de nuestras montañas.

     Ahora he entendido lo que en realidad quiso decir Jesulín de Ubrique, aquella vez que toreó en una plaza de toros llena de mujeres.

     Tantos años haciendo chanza con mi amigo Jose cuando visitábamos alguno de nuestros más extraordinarios rincones y es ahora cuando… debo disculparme…

 ¡he entendido el verdadero significado de lo que quiso expresar!

     Y es que a veces se nos acaban los calificativos y sucede que hemos de reinventar las palabras para que recuperen la verdadera fuerza de su significado… para que…

¡un adjetivo tenga todo su peso específico!

     Y eso es lo que me sucedió el otro día cuando me situé en la base de la espectacular cara sur de la más grande de nuestras montañas.

     Tanto tiempo escribiendo sobre ellas, intentando siempre darles justicia con mi escaso vocabulario, intentado escapar de la rutina de la página en blanco, buscando en lo mas hondo de la mochila de mis palabras…

      Y qué cosas tiene la vida… yo… aquí… bajo uno de los lugares más increíbles que he conocido y no se me ocurre otra cosa que acordarme de Jesulín… Que me perdonen los montañeros más ortodoxos por traerlo a estas páginas donde debería honrar a personas de mucho mayor merecimiento y abandonar al absoluto olvido todas esas cosas mundanas que intoxican nuestra vida.

      A los pies del gigante Penyagolosa

      Simplemente «dos palabras»:

¡¡¡IIIMMMM – PRESIONANTE!!!

Penyagolosa

A los pies de la Canal del Penyagolosa – Foto Jose Ramón Doñate «Trotasendas»

     Hacía tiempo que le tenía muchas ganas a la Canal del Penyagolosa. Nunca había oído que se pudiera subir por ella hasta mi anterior visita a la más monumental de nuestras montañas. Después de la ascensión clásica por el Barranco de la Pegunta, buscando algunos encuadres imposibles de la más fotografiada de nuestras cimas me di de bruces con unos cuantos aventureros que agotaban los últimos metros de la arriesgada subida. Iban pertrechados con cascos en la cabeza y cuando me acerqué a ellos, picado por la curiosidad, cual fue mi sorpresa al descubrir que eran el grupo de «singles» con los que había compartido una inolvidable ruta por los Frares en la Serrella.

     Tras los inevitables saludos me contaron que llevaban cascos, no porque ahora se dedicaran al alpinismo… sino porque en la subida te encuentras pequeños desprendimientos de piedras sueltas que podrían darte «algún dolor de cabeza» (ahora doy fe de ello, ni Iker Casillas se hubiera lanzado una palomita como yo para parar una de ellas que amenazaba en su caída a alguno de mis colegas… Bueno, yo tenía un buen colchón de nieve para hacerlo en esta ocasión, je… je…).

      -Bueno, bueno… ¿pero… vértigo qué?…. eso lo veo muy empinado desde aquí… ¿os habéis encontrado alguna situación de riesgo?

      -Hombre, no… hay un par de sitios que mejor que no mires atrás… mmmm… hay una cadena en un sitio un poco complicado… pero no, nada que seguro que no puedas hacer tú…

      Recordé el nivel de esfuerzo que había tenido que desarrollar con ellos en la Serrella y cerré un ojo prolongadamente en señal de no acabar de fiarme de lo que me contaban…

Penyagolosa

La Canal del Penyagolosa – Foto de Jose Ramón Doñate «Trotasendas»

      Como en mi círculo de confianza no conocía a nadie que lo hubiera hecho y que supiera darme una valoración correcta para mis posibilidades,  me he pasado los últimos años visitando todas las páginas de Internet que hicieran referencia. Unas veces leía a los más aventureros y pensaba para mí…. «Claro, es que este es fulanito que es una máquina y no le tiene miedo a nada»… otras veces meditaba y que todos me perdonen… «Coño.. pues si este ha subido… ¿por qué no voy a ser capaz yo…?… ¡más ó menos es de mi perfil montañero…!«. El caso es que hasta me estudiaba el nivel de inclinación que mostraban todas sus fotos…

      Me considero un aficionado a la montaña con muy pocos recursos, vamos… un «montañero de medio pelo»… pero me enferma que mi miedo a las alturas me impida conocer lugares que me fascinan y maravillan. Siempre me creo una imagen mental previa demasiado dramática  que hace que menosprecie mis posibilidades… que magnifique eso que algunos llaman «autoestima». Aún me quedan algunos parajes por recorrer que un día acabaré encontrando el valor para hacerlo.

      Ya fui capaz de aventurarme en el Barranco del Infierno, en la cresta de la Corbera

¿por qué narices me seguía reteniendo la Canal del Penyagolosa?

El paso de la cadena

¡Vamos Paco, un último esfuerzo y ya estás arriba!

     El caso es que el otro día «el Diablo» se cruzó en mi camino. Tuve el honor de conocerlo en una jornada organizada por mi amigo Juankar en una de sus rutas preferidas:

¡la Canal del Benicadell!

     Lo del Benicadell ya os lo cuento otro día… ¡que también tiene tela!… pero mira por donde fui a coincidir con uno de los más activos cronistas de nuestras montañas: Jose Ramón Doñate… el autor de una de las páginas más entusiastas y aventureras de los montes de nuestra Comunidad Valenciana y que ningún aficionado a nuestras montañas debería dejar de conocer:

http://trotasendas.blogspot.com.es/

     Llevábamos algún tiempo con la curiosidad de conocernos pero parecía que nunca llegara el momento. Al final ha tenido que ser mi amigo Juankar, el mayor animal social de todo el Internet montañero valenciano, quien nos hiciera coincidir en una de sus «fiestas montañeras».

     Lo bueno es que, a diferencia de anteriores ocasiones, superé sin ningún problema de vértigo, la última cresta del Benicadell. Como alguien… creo que fue Manuel… nuestro buen amigo de Cárcer… sacó a conversación que nunca había subido al Penyagolosa y Jose «Trotasendas» se ofreció a acompañarlo a la cima… no se si porque me sentí crecido de haber llegado al pico con tanta facilidad… no sé si fue a causa de los efluvios del caprichoso herbero que últimamente nos acompaña en los almuerzos…  el caso como os digo es que me giré a él y le pregunté…

     -¿Tú que la has subido varias veces… mmmmm… cómo me ves para subir por la canal al Penyagolosa?

     ¡Que venenosa es la diplomacia!… Me miró unos segundos y se sonrió con cierta ironía.

      No se si fue por casualidad pero acabamos pasando a otro tema.

IMG_0101

      El tema pareció aparcarse en el cajón de los proyectos y mis niveles de adrenalina aventurera bajaron a sus indicadores habituales… (por no decir… ¡preocupantes!).

     Una tarde me llama Juankar

       –He quedat en el Trotasendes per a putjar demá al Penyagolosa en tots estos.

       –Ah, perfecto, Jose conoce todo aquello bien… seguro que nos tiene alguna buena preparada.

       -¡Claaar, home… la Canal!

       -¡Queeeeeeeé!… la Canal… glup… ostras, Juankar… yo… yo no se si estoy preparado… yo…

       -¡Demá pasem a per tú! me espetó tanjante.

       –Bueno…. vale…

      No me atreví a de decirle que no. Uno también tiene su orgullo… aunque por dentro hubiera preferido que se me tragara la tierra.

        -¿A qué hora quedamos?

        –A les cinc i mitja…

        –A… les… cinc… i… mitja?????

     Podríamos haber quedado ya en ese momento para lo que quedaba e ir haciendo camino…total..

¡ya no recuerdo si fui capaz de dormir esa noche!

Punto geodésico en la cima del Penyagolosa

Cima del Penyagolosa ¡como llegamos hasta aquí ya os lo cuento ahora! – Foto de Jose Ramón Doñate «Trotasendas».

     Y allí estaba… el demonio… bien temprano con su sonrisa permanente… que a mí, lógicamente, me parecía endiablada.

     Si nunca había escuchado que se pudiese subir por la canal del Penyagolosa, si que había oído hablar maravillas de una ruta que rodea la montaña, una especie de M-30 para senderistas con pocos riesgos.

     Pero no sé cómo no me lo había temido… ni M-30 ni M-40… Jose nos tenía preparado… ¡una M-50!

     ¡Lo íbamos a hacer desde Xodos…!

Si hombre, si… desde Xodos…

¡con dos…

bueno… eso…!

     Madre mía, dos veces que quede más con este Jose y acabo más fuerte que un toro…

     ¡Alguna «corná» se acabará llevando el Jesulín ese…!

     –Bueno, ¿y por donde nos vas a llevar? ¿por el GR-33 y luego remontamos el Barranco de la Tejería ó…?

     –No, hombre… vamos a ir por el antiguo camino a Castillo de Villamalefa, para luego remontar por el Mas de… bla, bla, bla… y luego dando un gran rodeo nos situaremos en la pared Sur y bla, bla, bla…  Tengo un trak que me he bajado de…. bla, bla…, bla… y luego bajaremos por…

     Una nube vaporosa me nubló los ojos mientras escuchaba a Jose y apuraba los últimos sorbos del estupendo carajillo.

     -Llévanos donde te salga de…

                                                           ¡los fuegos!

     -Total, eres el único demonio que es capaz de llevarnos al Cielo…

     Bueno, la ruta os dejo que os la cuente el amigo Trotasendas que todo eso lo hace mucho mejor que yo, sobre todo con otro sentido de la épica que yo no os puedo dar. Aquí tenéis el enlace, os lo leéis y luego si queréis os volvéis por aquí y os cuento una versión un poco más patética.

     http://www.trotasendas.blogspot.com.es/2013/03/de-xodos-penagolosa-por-la-canal.html

Cara sur del Penyagolosa

Empiezan los primeros embates de la Canal del Penyagolosa – ¡Vaya,no parece tan difícil!

        Si me habéis hecho caso habréis comprobado la belleza de todo lo que tuvimos el honor de conocer. En Penyagolosa sucede como en otras partes de nuestra Comunidad… en la Tinença de Benifassá… en Espadán… en la Marina… da igual la ruta que decidas… es indiferente que cojas tal senda que aquella…

¡todas te conducen a lugares maravillosos!

     Paisajes infinitos donde se pierde la mirada, bosques de Blancanieves que te atrapan con sus ramas, una colección completa de rocas caprichosas, el peso absoluto del silencio y la soledad masovera…

 el agua…

si… el agua…

     Sabes que como en esa M-50 en la que intuyes la presencia del gran Madrid hasta que la abandonas para adentrarte en la enorme ciudad por el punto que te interesa… en esta P-50 que nos había preparado Jose sientes la presencia latente del gran coloso hasta el momento exacto elegido por el Diablo.

     ¡Qué deleite para los sentidos!

Penyagolosa

     Y  de repente, en una curva del camino, allí está, el gigante, el gran pastel montañero de nata y fresa… y lo has visto mil veces y no lo has visto nunca como lo estás viendo ahora… y aceleras el paso y le estarías dando la vuelta toda la vida… y le temes porque ya le intuyes la enorme grieta… y esperas que el demonio se despiste y se pase de largo… pero el condenado posee un gps que es la más grande de las tentaciones… y… y…

¡una mierda!

¡yo por ahí no subo!

Ruta con Jose Ramón Doñate - Trotasendas

Ruta con Jose Ramón Doñate – Trotasendas

     -«¡Pero hombre, Paco, como no vas a subir ahora que has llegado hasta aquí!»

     -«¿Pero habéis visto eso bien?… ¿Seguro que no es por otro lado?… ¿Se… seguro que no habéis enloquecido?… ¡Si es completamente vertical!… Si encima está completamente cubierta de nieve?»

     Otra canal blanca, pero ésta… ¡horizontal!… me cubrió toda la retina de los ojos.

      Era la condenada sonrisa de Belcebú dispuesto a contárselo a todo el mundo en otra de sus apasionadas crónicas…

¡mi horror ante toda la iglesia montañera valenciana!

     –¿Manuel, te queda en la mochila algo de ese herbero de Bocairent?

     Y hasta en eso tuve mala suerte y presto vino el San Bernardo con el barrilito.

No es tan fiero el oso como lo pintan

     Cerré los ojos y ¡que sea lo que Dios quiera!, bueno… el demonio en este caso.

      Nos situamos a los pies del enorme rascacielos con todo su blanco ventanal y después del lingotazo y el peor de mis temores, yo ya me sentía el Alain Robert mas cutre de la montaña levantina.

      Sé que esa puñetera canal no tenía un 90 por cien de desnivel pero a mi… a mí me lo parecía y… se me antojaba que… en cualquier momento… alguien se deslizaría y rompería la gelatina blanca de este Candy Crush… arrastrándonos a todos abajo…

       Y… de repente… cuando más confiado estaba subiendo, con el apoyo permanente de Elena y Juankar… ¡mis ángeles de la guarda!… me pareció que había llegado ese momento cuando la nieve invadió violentamente mi cara.

      Cerré los ojos… pasaron unos segundos…. y… ¡los abrí!

      Hasta puntería tenía el diablo condenado… subido a la cadena con una mano y con una inmensa bola de nieve en la otra… con la cara desencajada de risa (por no decir otro adjetivo de similar ortografía pero de peor literatura)…

      Y llegó el momento de la cadena y me así a ella como Harold Lloyd a las manecillas del reloj en aquella maravillosa película

      Y…

La cadena de la Canal del Penyagolosa

Canal del Penyagolosa – paso de la cadena- Foto: José Ramón Doñate «Trotasendas»

     Cuando llegamos arriba…

no encontramos una plaza llena de mujeres

no hubo lluvia… de bragas ni sostenes

pero lo que más me emocionó

es que allí abajo estaban…

jaleando nuestra hazaña

todas…

todas nuestras queridas montañas…

.

.

Añadid un click de vuestro ratón al «cremaet» y seréis capaces de subir conmigo la Canal del Penyagolosa:

Xodos-Canal Penyagolosa

22 comentarios en “La Canal del Peñagolosa

  1. Me ha divertido mucho tu crónica Paco, felicidades!!! Pasamos un día genial, de lo mejorcito del año pasado. Y me has hecho recordar muy buenos momentos. Y por supuesto te quitaste esta espinita de encima y bien sacada además jejeje.
    Tenemos que repetirlo haber si hablamos con Juankar y quedamos.
    Saludos desde el infierno…….

    • Caray, Jose… me hubiera gustado avisarte personalmente pero no he tenido tiempo. Celebro que te haya gustado, de verdad. Más vale tarde que nunca, ya ves que hicimos la ruta hace casi un año y después de un bajón anímico que me ha tenido apartado bastante tiempo de la red, vuelvo con ganas renovadas. Seguro que no es la última vez que me voy al infierno contigo, aunque es más probable que acabemos «subiendo al cielo». Un abrazo.

  2. Éste es mi Jesul…perdón , mi PACO.
    Que tiemble la montaña, Paco ha vuelto!!! . Y lo hace con energías renovadas, a lo grande. Y con un bonito lavado de cara a su blog.
    ¡¡¡ FELICIDADES !!!.
    Qué bonitos recuerdos me trae la Canal del Penyagolosa y con ese toque capuccino que le da la nieve.
    Una chulada.
    Te juro que yo sentí algo parecido, llamémosle … canguelo, el día que me la vi por encima de mi cabeza diciéndome: «sube p’ arriba si tienes …». Pero con buena y experimentada compañía resultó ser un paseo en barca.
    Un abrazo.

  3. Ahora ya puedes añadirlo a tu coleccion de nenazas, esta canal esta muy mitificada. L mismo que pasa con el paso de mahoma en el Aneto, enhorabuena por la cronica y tu valentia

    • Hombre, la verdad es que bromas aparte, aunque la visión de la Canal desde abajo es sobrecogedora, la verdad es que cualquiera que esté habituado un poco a la montaña la superará sin problemas. Al igual que contaba yo en la crónica en la que me refería a algunos colegas de similar perfil montañero al mío, que habían logrado subir, ahora más de uno dirá: «Pues si ese de Acelobert ha subido por ahí, ahora ya ni me lo pienso… a por la Canal…». Un saludo Andrés y como siempre muchas gracias por tus palabras reconfortantes.

  4. No causa ninguna sorpresa leerte esta narración, tu literatura es como punto de ganchillo, «la bordas», realmente es un placer leerte tus aventuras, le pones esas pizquitas de limón, y la hace más atractiva.
    Es un deleite leerte, y das emoción a tus aventuras.
    Un saludo para todo el mundo.
    3mil.

    • Emilio, muchas gracias por seguirme en la lejanía. Y hablando de distancias, ¡qué feliz serías tú en ese lugar tan remoto para tí como el Peñagolosa!¡Cuantas sendas conoceríamos gracias a tu infinita curiosidad y que están allí, escondidas, esperando a nacer bajo tus piernas. Un abrazo y seguro que nos encontramos algún día en uno de esos caminos.

  5. Bueno,. a veces uno siente morriña, y en este caso, de no poder leer nuevas aventuras de este Marco Polo valenciano, anda Paco, cuentanos tus últimas no seas perezoso.
    Un saludo verdaderamente cordial

  6. Caray… Emili… este es uno de los mejores halagos que he recibido en mi vida…
    » Marco Polo valenciano…»
    Casi se me caen las lágrimas…
    Dejémoslo en un «cuentista un poco romántico».
    Pues tengo un buen montón de historias que contar y me encantaría poder hacerlo… pero he perdido la dinámica de sentarme delante del ordenador… algo sobre ello hablaba en la penúltima crónica que se llamaba «montañas que nunca te conté».
    La verdad es que palabras como las tuyas consiguen tocarte la fibra de una manera que haces que valores esto como algo que realmente vale la pena… de hecho… haciendo balance… si nunca hubiera escrito… estoy cayendo en la cuenta… nunca hubiera conocido a un montón de excepcionales personas como tú.
    Ahora hace casi un año que no andamos juntos… desde que atravesamos toda la Mariola en aquella maratoniana jornada… y ni siquiera dije aquí ni una palabra…
    No es justo…
    Recibe en la distancia el mayor de mis abrazos y espero que volvamos a vernos pronto en el camino. Yo… por de pronto… juro volver a la senda de las letras en cuanto organice un poco el gallinero de mi cabeza.

    Gracias «Livingstone»…. je… je…

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