No se si es corriente que todos hayamos tenido un profesor que haya sido capaz de cambiarnos la vida.
Yo he comentado esto sobre todo con personas que han tenido un largo ciclo educativo y todos, en algún momento de ese recorrido, han encontrado a uno de ellos que les ha marcado con su carisma, que les ha sabido engrasar las bisagras oxidadas de su mente… para abrir la puerta a… la fascinación por el conocimiento y el aprendizaje de la vida.
No es fácil encontrarlos, a causa de las estructuras encorsetadas de la enseñanza pero, cuando te das de frente con uno de ellos, te das cuenta enseguida que esa persona va a ser el mejor decorador para amueblar tu cerebro.
De eso se han hecho películas… ¿quien no se acuerda de “El club de los poetas muertos”, “La lengua de las mariposas” ó tantas otras.
“Yo tuve la suerte de que se cruzase uno en mi camino”
Se llamaba Vicente Alemany y fue mi profesor de literatura cuando estudiaba tercero de Bachillerato.
En mi primer día de clase uno ya se imaginaba desempolvando de la biblioteca de casa algún ejemplar de “La Celestina”, “Tiempo de silencio”, “La casa de Bernarda Alba” ó “El Quijote”.
Excelentes libros… que no quepa ninguna duda pero… vamos… lo típico que uno espera que le manden leer en el colegio.
Logró descolocarnos a todos y yo aún no he podido olvidar sus palabras:
“No, no vais a leer nada de todo eso… Vais a… ¡escribir!…
¡Vais a escribir para mi…!
“¡¡¡Queeeeeeé…!!! “¡¡¡Cómoooooo…!!! ¡¡¡Nosotrooooossss!!! “¿Pero qué dice este hombre?”
Y así fue como este señor, de pelo rizado rubio, gafas a lo Lennon y aspecto de haber escuchado mucho a Hendrix nos pilló a todos con el paso cambiado. Tuvimos que inventar historias que él fue corrigiendo y modelando y…
¡Puedo aseguraros que fue algo muy emocionante!
No era muy apreciado por la dirección del colegio pero el día en que…
¡murió!…
si, murió…
¡se mató en un accidente de circulación!…
…toda la clase fuimos a llorarle a un lugar de la Safor de cuyo nombre no es que no me quisiera acordar… es que con la triste emoción de aquel desgraciado día no conseguí guardar en mi memoria.
Logré sobreponerme aunque nunca lo olvidé. Seguí creciendo y seguí escribiendo la senda de la vida hasta que un día cayó en mis manos un libro de Antonio Calero Picó. Se llamaba “Caminos de Valencia-2”. Era un modesto libro comparado con el nivel de lo que se publica ahora pero…
“¡Fue mi primer libro de montaña!”
Allí oí hablar por primera vez de la Cuta ó de la Sierra de Ador como también se la conoce en su sector más próximo al mar. Creedme que hice muchos esfuerzos con mi vespino para acercarme a todas las montañas y parajes que describía el autor en aquel libro iniciático para mi… pero… por una cosa u otra… se me quedó sin visitar esta, entonces para mi, lejana sierra.
En los últimos años, diversas circunstancias han condicionado que centre buena parte de mi actividad montañera en esta, ya para mí, más cercana comarca de la Safor. Y si antes, desde mi Valencia, apenas conseguías información sobre sus sendas y caminos y aquello era como echarse a la aventura, hoy en día con mi amistad con Juankar y Salva, dos de sus vecinos más curiosos e inquietos, y los buenos narradores de Internet, estoy consiguiendo conocer hasta el último de sus rincones.
Pero ha sido sobre todo la publicación del excelente libro “A un tir de pedra” en 2010 y el papel extraordinariamente dinamizador de la actividad senderista y el respeto a la comarca por parte de sus responsables, quien ha puesto orden y concierto a todo el paisaje que me envolvía y que ahora soy capaz de interpretar. No dejéis de visitar su página web y admirad el impresionante trabajo que también están realizando en la red. Ellos han conseguido en la comarca algo parecido a lo que un día revolucionó mi antiguo profesor.
Aunque su modesta altura (la Cuta apenas supera los 600 metros de altitud) y su situación entre dos grandes iconos de la montaña valenciana como el Benicadell y el Circ de la Safor, siempre la han condicionado para no figurar entre los principales objetivos senderistas… lo cierto es que es una sierra que acaba interfiriéndose en tus ojos y en tus piernas aunque solo sea por los enormes rodeos que te provoca para llegar a esas habituales metas montañeras. Es como si continuamente reclamara tu atención, como si te abordara en el camino gritando “hey, que yo también estoy aquí” y quisiera tener una oportunidad en tu currículum caminante.
Nacida como una enorme prolongación hacia el mar de la sierra del Benicadell, discurre entre el bucólico valle del Vernissa y el accidentado tajo del Serpis que la separa del pico Safor creando el enorme barranc del Infern que, hoy en día, aprovechamos como vía verde para nuestro deleite a pie ó en bicicleta.
Su enorme longitud facilita que tenga muchas vías para ascenderla desde las dos vertientes y quizás la más clásica sea la de subir a su cima desde Llocnou de Sant Jeroni.
Nosotros, siempre ambiciosos en esa búsqueda del conocimiento de toda la montaña valenciana, quisimos hacer un recorrido integral de todas sus alturas hasta su fusión allá en Aielo de Rugat con la parte más oriental del Benicadell.
Y ahora estábamos en las calles de Castellónet de la Conquesta, un pequeño pueblo a los pies de su extremo más septentrional.
Siempre, cuando me calzo mis botas, lo hago con la mirada perdida en la montaña que voy a abordar. Y, sin embargo, hoy no lo conseguía, mis ojos la traicionaban y fijaban la atención justo hacia mis espaldas, en las últimas casas de la población. No se, era la primera vez que lo visitaba y tenía algo que me resultaba excesivamente familiar.
“A lo mejor ya habías estado aquí en una vida anterior… ya sabes… el tema de las reencarnaciones…”
Mi cerebro empezó a discutir con mi propio pensamiento…
“Pero Paco, tu eres ateo, tú no crees en esas cosas… Además, ¿qué pasa, que desde esa anterior vida no ha cambiado nada en el pueblo y lo han dejado prácticamente igual por si se te ocurría volver?”
Decidí dejarlos discutiendo junto al coche y comencé a andar con mis compañeros de aventura.
Una pista asfaltada, el Camí del Racó, te conduce rápidamente a las faldas de la montaña y aunque al principio nos acompañan las marcas del PR-CV 343, pronto las abandonaremos cuando se van a la derecha camino de la Font Nova. La intuición montañera te hará encontrar las sendas que marchan directas hacia la Peña Negra y la Peña del Moro que serán la primeras de nuestras cimas de hoy.
Y si hasta ese momento, mientras ganábamos altura, íbamos dejando empequeñecido el inmenso paisaje de la Safor, es uno el que se siente diminuto cuando se da de frente con la enormidad del fabuloso Circ de la Safor y las crestas que rodean su pico.
Pero la verdadera dimensión del tremendo espectáculo para el deleite de los ojos se alcanza siguiendo el cordal de la sierra hasta llegar a la cima de la Cuta.
Sobrecoge sentarse en sus rocas y dejar huir al tiempo con la primorosa vista de 360 grados de su cumbre: admirar toda la Serra Grosa en toda su magnitud como nunca has podido hacerlo a pesar de las enormes heridas del fuego…, el Montduver, siempre presente junto a su mejor amigo el Penyalba…, el Molló de la Creu y la Sierra Falconera… ¡el mar…! … las primeras montañas de la Marina… el Circ de la Safor al sur, donde uno ya no sabe si mirarlo a él ó al Barranc del Serpis porque no te caben en la mirada… y al oeste… ¡el más elegante, el Benicadell con su mejor cara, la del Regall!… ¡y los monte de Aielo!… y quise cerrar la inmensa panorámica echando una mirada atrás hacia el camino recorrido hasta detener mis ojos en el… desde aquí… casi inapreciable por su tamaño… Castellonet de la Conquesta, casi confundido con su microscópico cementerio…
¿…Cemen… he dicho cementerio…?
!Un enorme escalofrío me recorrió todo el cuerpo y un enorme desasosiego que casi ahoga mi garganta!
¡Vicente… Vicente Alemany…!
¿Como no he caido antes?
Con la excusa de hacer unas fotos me retiré a un extremo de la cima y ¡lloré…! ¡lloré como hacía años que no lo hacía..! lloré pero luego me reí, una enorme emoción me invadió y ahora miraba con los ojos de Vicente, me embriagaba con el poderoso paisaje que enriqueció su vida, con todo aquello que alimentó su excepcionalidad y me senté… y viví aquellos minutos como si fueran horas, recordando con orgullo todo lo que él me había sabido transmitir…
Y preso de esa nueva mirada, recorrí toda la sierra con Juankar, con Salva, con Ino, con Elena… ¡con Vicente!… mirando todas esas montañas que siempre había admirado como si fuera la primera vez que las mirara… Y fotografiaba cada una de ellas como si nunca las hubiera fotografiado… y olía cada una de sus plantas como si nunca hubieran antes perfumado mi camino… Y me rezagaba y me esperaban porque era como si me maravillaran por primera vez las cosas que siempre me habían maravillado…
Y dejamos la Cuta… y fuimos hasta los pies de la Penya de l’Hedra… y nos deslumbramos con el jardín botánico de su umbría, y subimos al Castellet de Aielo… y hubiéramos subido a les Penyes LLucíes, esas que siempre brillan con la lluvia… y si no se hubiera acabado el día hubiéramos continuado hasta el puerto de Salem… y hubiéramos ascendido al Benicadell… y hubiéramos llegado a la Covalta… habríamos caminado hasta la Mariola y… y… y…
“¿Todavía sigues escribiendo?”
“Lo intento, cada vez que puedo, pero solo se escribir de montañas”
“Me gustaría poder leer lo que escribes…”
“Y a mi que pudieras hacerlo… que me guiaras… que corrigieras mis excesos y mis defectos…”
“Yo siempre estoy detrás de cada una de tus palabras… tú camina y escribe… nunca dejes de hacerlo aunque escribas como si nunca más fueras a hacerlo… escribe… ¡escribe para mí!…
“Te juro que siempre lo haré, que nunca dejaré de caminar y descubrir.. que siempre encontraré el momento de escribir…”
“¿Dies algo, Paco…?”
“Si Juankar, dic que tinc moltes ganes de caminar,
de no deixar de fer-ho en tota la vida,
tenim moltes coses que coneixer i jo…
jo tinc moltes ganes de contar-ho tot!
Y juntos bajamos todos al pueblo para brindar por todo lo que nos queda por recorrer y emocionar. Aquel día…
¡aquel día pagaba yo!
Si os apetece podéis echar un vistazo a las fotos que hicimos aquel día:
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2011-10-22 La Cuta |
Si os apetece leer más sobre nuestras rutas en la comarca de la Safor, pinchad en el siguiente enlace:
Hola, amics. Sóc Òscar d’A un tir de pedra. M’han arribat molt al cor les vostres paraules, especialment quan venen d’un bloc de qualitat al que sempre he seguit i admirat. Moltes gràcies!!!
Si hi ha uno que té que estar agrait eixe soc jo à vosaltres. Me reafirme en les meves paraules: esteu fent un trevall impresionant, no solament donant a coneixer les nostres montanyes sinó per el vostre compromis en elles i en la lluita en front de totes les agressións que pateixen. Tan de bó que s’ensengueren tantes llums com la vostra en tota la Comunitat! Salut i montanya per à este any 2012
Eixa ruta, ja no està tan bonica com la va retratar, malauradament el fatídic dia 12 de Juny de 2012, que sempre recordarem els que estimem la cuta, va esser arrasada per les flames…
Llástima que les nostres llágrimes no foren suficients per à apagar les flames d’aquesta estimada montanya , ó de la seva veina la Serra Grossa, ó de tantes i tantes que caigueren l’estiu passat. Sempre hi haurá gent que no adependrá à estimar la nostra terra…
Gracies per recordar-la i espere que algún día pugam tornar à disfrutar d’ella.