Creo que un día de estos me voy a dejar la montaña.
Probablemente sea una de las decisiones más dolorosas de mi vida.
Pero no lo soporto más.
En un lento goteo, uno va perdiendo a lo largo de la existencia no solo a las personas cercanas y queridas que han poblado y enriquecido tu vida…
algunos amores…
el arrebato de la juventud…
también la contundencia de las ideas…
pero…
…pero ir sistemáticamente perdiendo los lugares más queridos, aquellos que siempre te han recibido con sus brazos abiertos y vestido con sus mejores galas en tus peores y en tus mejores momentos, aquellos que te han transmitido las más inolvidables emociones…
eso…
eso…
¡eso es algo que ya no aguanto más!
Nunca he pensado que viviera en el mejor de los lugares… y me ha dado tiempo de conocer los suficientes como para saber a ciencia cierta que podría también haber sido feliz en cualquier rincón de la Tierra donde hubiera aparcado mi vida.
Probablemente hubiera acabado conociendo a las mismas personas y me hubiera rodeado de los mismos estímulos.
Probablemente mis pies se hubieran cubierto del mismo calzado.
Creía ser un hombre afortunado y…
¡ahora me siento muy desgraciado!
Me ha tocado vivir y sufrir las servidumbres de la tierra que me vio nacer.
Me ha tocado padecer a la gente que menos ama a su tierra.
La comunidad valenciana es un campo de exterminio donde todas sus montañas esperan presas su irremediable final en el crematorio. Parece que alguien haya dictado su “solución final” y mucho me temo que jamás llegarán las tropas liberadoras.
Mirad…
mirad a vuestro alrededor…
mirar vuestros bosques preferidos…
mirad los lugares mágicos donde os enamorasteis…
¡¡¡Se van a quemar!!!
Miradlos bien… repito…
¡¡¡se van a quemar!!!…
miradlos bien… puede ser mañana… quizás el año que viene…
¡¡¡Se van a quemar!!!
Nadie va a prevenir que eso pueda ocurrir… nadie va a hacer nada para que se pueda evitar…
Porque los que tienen en sus manos que eso no vaya a suceder van a seguir estando “a lo suyo”…
Vendrán lamentos… “esto tardará cincuenta años en volver a ser como fue”… “por lo menos lo verán mis hijos… ó mis nietos”
Mentira… No lo verán tus hijos, ni lo verán tus nietos…. porque…
¡¡¡se volverán a quemar!!!
Y los hijos y los nietos de los que antes os citaba también seguirán “a lo suyo”.
Me dirán que hay otras prioridades… la economía… el déficit… el empleo… permitidme que use por una vez la demagogia:
¿creéis que hay mucho empleo en el Sahara?
Bueno, en todo caso siempre podremos hacer un curso de reciclaje:
…. “de pastor de camellos”.
Ni siquiera tendrán trabajo los de las brigadas de extinción de incendios. Por cierto, no imagino profesión más ingrata que la de esos valientes que luchan contra el fuego con todo su arrojo y sus escasos medios. Tampoco soportaría yo trabajar en esto: necesitaría la insensibilidad del veterano empleado de una funeraria ó moriría a cada metro.
Y es que cuando veo a un trabajador de la brigada forestal es como si viera a ese empleado de la funeraria.
Y camino por las sendas de Espadán y lloro porque sé que un día se quemarán… y camino por los bosques de Penyagolosa y lloro…, lloro porque tengo la certeza de que algún día se quemarán… y camino por los bosques que restan del Benicadell y lloro…, lloro porque estoy seguro que llegará el día en que se acabarán de quemar, y camino… camino por tantos lugares y me despido, como nunca lo pude hacer de algunas personas que arrancaron de mi vida… porque sé, sé que a todos estos me los van a arrancar… y, pobre de mi, aún considero un lujo poderme despedir.
Porque se que un día se quemarán y yo… yo no podré emular ningún acto de heroísmo: uno no puede lanzarse a las llamas con toda tu valentía a sacar entres sus brazos sus barrancos, sus rincones más queridos… no… no puedes.
Y no habrá ningún artista fallero que nos construya otra montaña igual para la primavera que viene.
Intento comprender la alegría, las palabras de animo de mi amigo Salva, haciendo honor a su nombre… “Paco, s’ha salvat el barranc dels Llidoners y la Font de LLoret”… “Paco, el foc no ha arrivat a…”
Mira, Salva, de acuerdo, celebro tus palabras de júbilo… pero
¡ya se quemarán otro día!…
¡están condenados”…
El lunes tomando café en el lugar de costumbre me sorprendió el camarero contándome que él ya estuvo ayudando hace quince años a apagar un fuego en la Marxuquera…
“Se quemarán,
…Salva,
se quemarán…”
¡Indignaos, joder, Indignaos!
¿O es que ya esa facultad solo la tienen pensadores de noventa años como Jose Luis Sampedro ó Stéphane Hessel?
La primera vez que escribí sobre esta esquina del paraíso os decía que me consideraba un hombre afortunado y que en la lotería de la vida me había tocado un millón de montañas. Aquel grito de ilusión es hoy un alarido de rabia…
Soy un hombre desgraciado
y en la lotería de la vida
a mi me ha tocado
¡la Comunidad Valenciana!
A Cel Obert 
De pedra m’has deixat, i entenc els teus sentiments. Una putada i una bendició és al mateix temps on ens ha tocat viure
Gracies, gracies per les teves paraules i per l’enorme treball vostre en estes castigades terres de la Safor
Extraordinaria,emotiva y gran crónica que ha llegado al alma y calado en muchas personas.
Solo te puedo decir que a más de 80 personas le he mandado tu crónica, y piensasn lo mismo que yo.
Probablemente entre todos, algún día podamos evitar, lo que parece inevitable.
Soy el mismo que hace unos 5 años hice un comentario de lo mal que estaba la subida al Motrotón por falta de senda.
Bueno, pues ya he visto que caló, llegó y ya hay senda para subir, lo que se escribe se lee.
Un abrazo
Corresendas
Simón, muchísimas gracias por tus palabras. Me emocionan y más viniendo de un veterano de la montaña como tú. Alguien que conoce mil lugares más que yo y tiene mil razones más para llorar que yo. Estoy seguro de que mi voz es la tuya y la de muchos. Quisiera compartir esa pequeña esperanza que tu albergas pero ya ves, hasta ese mismo Motrotón que tu mencionas se nos volvió a quemar hace apenas un mes. Ya llevo una buena nomina de montañas y parajes que amaba y que he perdido para toda la vida. Probablemente volveré a la montaña… como alguien que promete nunca más volver a enamorarse… pero volveré. Una vez más, gracias por tus palabras de aliento.
Soc Vicent, de Gent de Llaurí i volia agrair-vos el vostre comentari al nostre blog. Si alguna vegada voleu tornar podeu posar-se en contacte amb nosaltres i vos acompanyarem i ensenyarem paratges desconeguts al nostre poble.
Gràcies per la vostra tasca, podeu sentir-se ben orgullosos d’ella.
Salut companys!!!