Alt de les Creus y el Ratlla – Senda dels Amoladors – Tavernes de la Valldigna

«Pues a mi esto me pone»… le había dicho esa misma mañana a mi amiga Ana en el mirador del Alt de Creus.
De 2008_03_15 Sierra Corbera
Y ahora, en la cima del Ratlla, notaba que el paladar se me iba inundando de lasciva saliva. No podía apartar los ojos, libidinosos, de la enorme carga de lujuria montañera que se abría ante nosotros: las altas y peligrosas aristas de la Serra de les Agulles y su famoso paso del «cabalgando», el Ouet, la Lloma del Matxo Flac, les Orelles del Ase, la Creu del Cardenal y al fondo, soberbio como siempre, el Cavall Bernat. Un impulso irrefrenable se apoderó de mí y a punto estuve de llamar a mi amigo Manolo y que fuera a recogernos con el coche a Corbera.
«¡Es tard y fa molta calor» me sugirió mi colega Manel sujetándome de un brazo. ¡Reflexioné! Desde luego hoy no era Tomás quien se había encargado de subir la temperatura y luego recordé que en algun lugar de Internet había leído que a un montañero le había llevado dieciséis horas la integral de la sierra. ¡Tuve miedo de perder la amistad de Manolo!… y nos dimos media vuelta.
De 2008_03_15 Sierra Corbera
Mientras desayunaba, con un café en la mano, eché un vistazo a la calle por la persiana del comedor. No se veía nada. Pensé «¡como se han pasado esta mañana con la despertá!» Cuando bajé a la calle me dí cuenta de mi equivocación. Aunque llevabamos quince días de horribles petardos las fallas no empezaban hasta el día siguiente. Era una espesa niebla que no iba a impedir que el «fallero pasivo» fuera a ofrendar sus botas a la «mare montanya».
No nos abandonó la «boira» ni cuando llegamos a Tavernes y sólo gracias al estupendo marcaje de los senderos encontramos enseguida el inicio de nuestra ruta junto al Canal de Defensa. Curioso por esta construcción que rodea todo el pueblo a los pies de la montaña, alguien me contó que se proyectó para desviar las aguas de las peligrosas avenidas en épocas que todos conocemos muy bien y sobre todo los vecinos de estas comarcas.
De 2008_03_15 Sierra Corbera
Comenzamos a ascender por un precioso bosque, que fué el único que sobrevivió al pavoroso incendio de hace unos años y que daba buena cuenta de lo excepcional que debía haber sido esta sierra antes de un hecho tan terrible. Nos hubiera encantado tener la máxima visibilidad para haber disfrutado de los parajes de les Fontetes de Cantús, el Castellet y les Covetes de Mossen Ricard. El denso manto blanco daba un encanto espectral a los inmensos murallones calizos de los precipicios que rodean el Alt de Creus. Los desolados árboles calcinados aparecían inesperadamente en la niebla para asustarte con sus ramas abiertas. Distraídos con la conversación, de repente, en medio del vacío blanco, intuímos una inmensa antena y una gigantesca silueta negra. Pensé «vamos a tener un encuentro en la tercera fase». La niebla empezó a aclararse y con ello el misterio: era el Montduver, ¡como no habíamos caído en ello!.
De 2008_03_15 Sierra Corbera
Habíamos venido a buscar el mejor balcón del Mediterráneo y nos encontramos entonces con un inmenso mar de nubes, por donde navegaba la mejor flota de la montaña valenciana: el Montgó, la Segaria, el Circo de la Safor, la Serra Buixcarró, el Toro, el buque fantasma de Les Raboses en Cullera, y todos capitaneados por el inmenso y elegante mazizo del Montduver con sus ochocientos y pico metros junto al mar. Aquello me recordó los mejores momentos de Tenerife el verano pasado y sentados en el mirador del Alt de Creus almorzamos comiendo nuestro chocolate con buñuelos y deleitandonos con nuestras mejores fallas de categoría especial. ¡Lástima que éstas, aveces, también las quemen! ¡Y que inmensa belleza a nuestros pies con la idílica Valldigna con sus extensos naranjales vigilados por el fastuoso Monasterio de Santa María en Ximat, la mezquita de la Xara y en lo alto del valle sobre Benifairó la rocosa garita vigilante del castell de Alfandec y sus leyendas de la Reina Mora.
De 2008_03_15 Sierra Corbera
Me hubiera quedado el resto de mi vida aquí y que algún día alguien me hubiera erigido otra cruz junto a las tres que reinan en este alto, como un delicado camposanto montañero.  Ya dije hace quince días algo parecido en el Estrecho de Coscojar. En algún momento también dije lo mismo en Bernia. Lo tendrá dificil el que un día tenga que decidir.
Pero la ruta no había hecho más que empezar. El Massalari y el Ratlla nos reclamaban su atención. Y hacia allí encaminamos nuestros pasos. El paisaje desolado por los incendios se animaba por las inmensas vistas del Pla de Barber y el valle de Aigües Vives. Manolo, en baja forma, empezó a tener problemas con su rodilla y a la altura de la font de Sangonera tuvo que renunciar y volver acompañado por Ana.
De 2008_03_15 Sierra Corbera
Solo Manel y yo continuamos hasta el Puntal de Massalari, quizás el punto menos agraciado de la ruta, una vez desnudado de su excepcional mirador sobre la costa, a causa de la desdichada niebla. Pensamos en volver y alcanzar a nuestros amigos pero desde allí se adivinaba la inconfundible silueta del Ratlla que nos llamaba como las sirenas, en este océano de nubes, a los marineros montañeros. Dudamos pero al final, como siempre, pudieron más los cantos celestiales de aquellas ninfas y nos lanzamos al vacío aventurero. Un estrecho sendero serpenteaba sin excesivo riesgo la cresta de la sierra rodeando los acantilados donde rompían las inmensas olas del cielo y me sorprendió lo lejos que quedaba la autopista, pues cuando circulas por ella un efecto óptico te hace creer que en realidad estás conduciendo a los pies de esta sierra.
De 2008_03_15 Sierra Corbera
¿Qué voy a decir del Ratlla con todo lo comentado al abrir esta crónica? Una gozada y encima por curiosidad montañera de abrir próximas rutas nos tocó subirnoslo dos veces. El espectáculo es soberbio por lo inesperado y con un cariz montañero mucho más alto que el Massalari o el Germanells, que también habíamos coronado.
De 2008_03_15 Sierra Corbera
Desde aquí se abren posibilidades a todas las montañas que citaba en un principio ó a la importante Cueva de la Galera en la falda sobre Favareta. Una mirada al album de fotos puede dar buena cuenta de la grandeza de este lugar.
Volvimos sobre nuestros pasos y buscamos la inolvidable bajada del Tossal de Sangonera. A nuestros pies se abría la mítica senda dels Amoladors, construida sobre muretes de piedra y que en cientos de ingeniosas lazadas te devuelve al Canal de Defensa, pasando por el inicio de la via ferrata de les Marujes, una de las preferidas por los más aventureros y que da comienzo aquí con su vertiginoso «puente tibetano». Dejamos para otro día el Camí de Borregos, que reduce el tiempo de vuelta a Tavernes pero que al parecer tiene algún tramo más expuesto a las alturas.
De 2008_03_15 Sierra Corbera
Había sido una ruta para echar cohetes y llegando al coche una estruendosa traca nos dió un susto de infarto. Me dije: será Manolo que la ha encendido para celebrar por todo lo alto el final de la ruta. Pero al aproximarnos al coche yacía el condenado en una reconfortante siestecita, inmutable al estruendo sonoro. Me giré hacia el lugar donde se habían escuchado los cohetes y no tenían aspecto de montañeros los que habían encendido la mecha. ¡Coño, no me acordaba! Desolado, subí al coche y sabiendo lo que me esperaba volvimos «al frente de Valencia».
De 2008_03_15 Sierra Corbera
Tenéis un buen album de fotos pinchando en la de abajo:
2008_03_15 Sierra Corbera
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6 comentarios en “Alt de les Creus y el Ratlla – Senda dels Amoladors – Tavernes de la Valldigna

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