Os dije que el sábado teníamos una cita imprescindible con la montaña. Casi me atrevía a presagiar que iba a ser la ruta estrella del trimestre, como la de Fredes lo fue el último del año.
Se trataba de los cañones del Jucar, en término de Jalance, un lugar practicamente inaccesible pero de una belleza arrebatadora.
De hecho para poder llevarla a cabo habíamos tenido que dividir la jornada en dos rutas de las que os podía dar todos estos detalles:
Dicen los viejos montañeros que hasta hace 25 años (es decir la riada del 82) existía un admirable sendero que recorría toda la vera del Jucar por estas espectaculares tierras. Las terribles lluvias, de trágicos resultados en la Ribera, tuvieron su epicentro demoledor en estas tierras del Valle de Ayora donde llegó a llover unos 600 litros por metro cuadrado. La fuerza del agua arrasó todo lo que pilló por el medio y desintegró ese sendero que nunca se ha vuelto a recuperar (ni tampoco se ha intentado) por lo que actualmente es imposible hacerlo salvo en verano y por el agua del río. Así que ¿cómo íbamos a recorrerlo?
Os tranquilicé, no os pedí que fuérais a comprar un neopreno.
Lo íbamos a hacer…
¡Por el aire!
«-¿Has alquilado una avioneta?» vino a preguntarme alguno.
«Callad y prestad atención» os rogué.
«Hoy tenemos dos planes: el plan A que es la ruta a la que os invito yo y el plan B que es la ruta a la que nos llevará el amigo Jose. Ya sé que para las chicas no hay color, pero no se trata de que decidáis entre ambos planes sino que vamos a realizar los dos».
Plan A: en término de Jalance existe un sendero que se arrancó artificialmente a la montaña para poder construir una conducción de agua desde el Embalse del Molinar al Cabriel. Los desfiladeros alcanzan una altura de 200 metros y digamos que el camino lo hace a unos 100 metros, primero de una forma muy ancha, casi como una pista y luego se va estrechando. Es una ruta de unas 3 horas (ida y vuelta) y que nos maravillará con el color naranja del cañón y el azul turquesa del río. ¡Una pasada!
Plan B: Cuando acabemos el «plan A» nos iremos cerca del Embalse del Molinar, ya en provincia de Albacete, para seguir la propuesta de nuestro amigo Jose. Tendrá un componente mayor de aventura (ya sabéis que este chico es más divertido que yo) donde seguiremos una red de tuneles, miradores, acequias, etc,… siempre con el Jucar a nuestros pies, pero no hagáis correr la alarma… porque será algo al alcance de todos y no se requiere ningún equipo especial, salvo quien pueda aportar alguna linterna o frontal.
¡Seguro que nos lo pasamos en grande!
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Y ahora se me acaban los adjetivos a la hora de contaros la memorable doble ruta que realizamos el pasado sábado 24 de febrero a los Cañones del Jucar.
Voy a aprovecharme de que sois pocos, los que en realidad os entretenéis en leer estas líneas, para repetir los adjetivos habituales para rememorar lo vivido y disfrutado en ese día junto a vosotros:
¡Espectacular!,
¡Alucinante!,
¡Maravilloso!,
¡Inolvidable!,
¡Increíble!,
¡la hostia!
(bueno, esto no es un adjetivo, ni forma parte habitualmente de mi vocabulario, pero ahora que no me oye mi hija lo repito:
¡la hostia!)…
En primer lugar nos dirigimos hasta el término de Jalance. Visto ahora quizás erramos en intentar ir desde Cofrentes ya que es mucho más fácil llegar desde Jalance: total sales de esta última población por la carretera que baja al río en dirección al Balneario de Cofrentes y enseguida encuentras el desvío llamado «Peña María» o «Río Arriba». En poco más de 2 kilometros encuentras una pista sin asfaltar a la derecha antes de que la carretera baje al río y aparcas. Una vez hecho esto, comienzas a andar por la pista y pronto coge altura sobre el río.
Más adelante la pista se convierte en sendero que algunas veces parece acabarse a causa de los derrumbes de este olvidado rincón.
El río comienza a encañonarse… las cámaras fotográficas empiezan a disparar metralletas de «cliks»… algunos lloran por no haber traído más tarjetas de memoria… el lugar es tán majestuoso que…
… hasta mi abuela hubiera hecho extraordinarias fotografías…
No voy a describir el lugar, no sería justo, que cada uno saque sus conclusiones viendo los dos albumes de fotos que os he expuesto… ¡con todo lo injusta que a veces puede ser una fotografía!… mil angulos diferentes… mil encuadres…
¡pero aquello no cabe en una foto!
A veces somos capaces de viajar al otro lado del mundo en busca de una maravilla de la naturaleza, nos cuesta un montón de dinero aunque no tenga precio y…
esto lo tenemos a la vuelta de la esquina, con unos cuantos euros de gasolina y un par de botas.
El sendero tiene unos cinco kilómetros que hay que hacer ida y vuelta… porque se acaba en el colector de agua que provocó la construcción de este camino, ganado artificialmente al desfiladero, por el que circulamos. Podriamos bajar al final y continuar por el río que nos saludaba con las espectaculares pozas turquesas, pero eso sería otra historia. Todo se andará.
¿En verano, quizás?
Pero lo mejor quedaba por venir. Yo, todo orgulloso por la ruta que había compartido con vosotros, y el cabronazo (mi hija ya está durmiendo) del Gasolinero se saca de la manga una ruta tan chula como la mía.
¡Era su plan B y lo consiguió!
Nos llevó (bueno, le ayudamos a llevarnos, ejem, ejem…) al embalse del Molinar donde nos dirigimos al antiguo poblado de los trabajadores de la presa. Allí nos introdujo en un larguísimo tunel (unos 4 kilómetros, imprescindible linternas o frontales), hoy un aprovechado criadero de champiñones, hasta las ruinas de una antigua fábrica de luz. Subimos unos escalones de metal para descender al río por una empinadísima canal, utilizada para bajar el agua, y que casi me cuesta el divorcio por algun momento aéreo. Yo creo que en el fondo fue uno de los momentos más divertidos del día.
Al bajar y junto a las ruinas de una antigua central hidroeléctrica comenzaba una extraordinaria senda de regreso (al principio un poco confusa entre la maleza) en paralelo al río y cada vez más encañonada, siendo necesario en ocasiones continuarla a través de túneles en los paredones. Por un momento me hizo recordar los estrechos del río Ebron que tan buen sabor nos dejaron el verano pasado pero enseguida la mente se puso a trabajar en como sería el memorable sendero que antiguamente llegaba hasta Jalance y que, por las circunstancias de la riada del 82, tuvimos que repartir en la dos rutas del día.
Sería genial poder realizar todo el circuito aunque en algunos tramos tuviéramos que meternos en el agua.
En fin, yo lo dejo caer y… si algunos se animan algun día… sería cosa de estudiarlo.
Por cierto…
¿alguien me sabe explicar porqué cogí unas agujetas de miedo, que he estado dos días sin poder moverme?
Aquí tienes un par de albumes de fotos de la doble ruta:
SECTOR JALANCE:
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Cañones del Jucar – Sector Jalance |
SECTOR EMBALSE DEL MOLINAR:
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Cañones del Jucar (Sector El Molinar) |
Os dejo un enlace con todas las crónicas que tienen como eje de ruta al Júcar y a otros de sus encañonamientos:
Ayer, (Domingo 29 de Mayo del 2016) nos fuimos a hacer la ruta, 3 horitas ida y vuelta, con la temperatura ideal. Muy recomendable, unas vistas impresionantes.
Enhorabuena por la eleccion. Es una ruta pequeña pero muy grande en emociones…. vamos… ¡de las que hacen afición!